La espada rota se le cayó de los dedos. Will cerró los ojos para rezar. Unas manos largas y elegantes le acariciaron la mejilla y se cerraron en torno a su garganta. Iban enguantadas en piel de topo de la mejor calidad, y estaban pegajosas por la sangre, pero su roce era frío como el hielo.
(Juego de Tronos)
(Canción de Hielo y Fuego)
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